RELATO DE PIRATAS
Como ya os comenté en una entrada anterior, a raíz de un encargo tuve que inventarme una historia de piratas especial, pues tenía que estar protagonizada por dos piratas. Aquí os la enseño :). Es corta y simple, pero graciosa. Espero que os guste.
LOS PIRATAS MALAPATA Y MANOCHUNGA
Malapata y Manochunga eran dos hermanos piratas.
Malapata con un pendiente de plata y una pata de palo, pues su pierna la había perdido luchando contra una ballena.
Manochunga llevaba un garfio por mano, pues en un duelo su oponente se la había cortado; y un parche en el ojo, aunque solo era para asustar, pues tenía ambos.
Los dos hermanos navegaban en su gran barco de madera con la bandera pirata. Sólo les acompañaba un loro, que era muy obediente y listo. Al loro le gustaba posarse en los hombros de sus dueños y solía repetir lo que oía, por eso lo utilizaban como espía.
Enviaban al loro a los puertos par que escuchara y luego viniera a repetirles lo que había oído, y así, ellos se enteraban de las buenas mercancías que podrían robar sin que nadie supiera cómo se lograban enterar.
En todas partes les temían por tener fama de malos y de brujos, ya que, aunque nadie supiera lo que a los puertos llegaría, ellos lo sabían gracias a su loro espía.
Un día, después de que el loro espía les dijera - Bla, bla, bla, decían, ¡hay un tesoro escondido en La Isla Maravilla...! -, decidieron partir rumbo a esa fantástica isla.
El viaje fue largo y pesado, pues la isla estaba lejos y había mucho oleaje. Al fin llegaron, era una isla muy bonita y parecía desierta, por lo que estaban muy animados de no tener que pelear con nadie más.
- ¡Vaya maravilla La Isla Maravilla, desierta está y así nadie nos vendrá a molestar! -
Rápido se pusieron a buscar, (el tesoro bajo una X debía estar); pero buscaron y buscaron y en principio sólo un río encontraron.
- Vamos a descansar y un poco de agua tomar - se pusieron a beber y de repente - ¡¡Aaaaaaaaaaah!! - exclamaron a la vez - ¡¡un cocodrilo que también tiene sed!! -.
El cocodrilo les persiguió y persiguió hasta que exhausto se quedó.
De tanto correr y correr los dos hermanos, Malapata y Manochunga, muy lejos habían llegado, y el tesoro no habían ni buscado; pero su preocupación no había acabado, pues se vieron rodeados.
Cuando despertaron en una olla estaban atrapados, rodeados de indígenas muy mal alimentados. Se los iban a comer, y del susto echaron a correr.
Tanto miedo habían pasado que con todo el mundo se disculparon.
Desde ese momento Malapata y Manochunga ayudaron a la policía, y con su loro espía a los ladrones detenían.
FIN
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